HISTORIA

En el siglo XI, los Almorávides fortificaron la ciudad conquistada por los Almohades que construyeron mezquitas, hammams (baños árabes) y kasbahs.

Meknes vivió un período de prosperidad que se transmitirá con el advenimiento de los Mérinidas.

También se construirán muchos monumentos durante el reinado de esta dinastía, incluido el palacio real y la famosa madraza Bou Inania.

A los Merinidas sucederán los Ouatassides en el siglo XV.

La llegada de la dinastía alauita marcó un punto de inflexión en la historia de Meknes. En 1672, Moulay Ismaïl asoció a Meknes con su destino y decidió convertirla en la ciudad imperial más bella y la capital de Marruecos.

Apodado el " Luis XIV" de Marruecos, construyó durante 50 años palacios, mezquitas, graneros, establos, estanques, jardines y kasbahs con el deseo de dar a la ciudad imperial de Meknes un auge extraordinario y convertirla en una capital de renombre mundial.

Las murallas que rodean la antigua ciudad están flanqueadas por majestuosas puertas ricamente talladas y decoradas con constelaciones (loza y mosaicos).

La puerta de Bab Mansour es el edificio árabe-árabe más grande y hermoso.

Bajo el reinado de su hijo, Sidi Mohammed ben Abdallah (1757-1790), Meknes se enriquece con varios monumentos: mezquitas, mausoleos y el palacio de Dar Beida, sede actual de la Real Academia Militar.

Durante la presencia francesa en Marruecos (1912-1956), Meknes tiene otros apodos como "el Versalles de Marruecos" o "pequeño París", destacando la belleza de la ciudad, lo que le valió el título de más bella ciudad imperial del reino; fue por un momento la sede de la residencia del mariscal Lyautey que tenía su cuartel general allí. El distrito más popular es el de la antigua medina, conocido como "Mdina Kdima". Allí es donde vivía Moulay Ismaïl.